Todos conocemos y probablemente hemos usado alguna vez un taladro, y es que esta herramienta forma parte del uso cotidiano en nuestros hogares y negocios, así también como su utilidad profesional en talleres y empresas del sector de la construcción y la mecánica o carpintería. Hoy hablaremos de la historia del taladro y de su evolución a lo largo de los años. ¡Lee atentamente, porque seguro que te sorprenderás!
El taladro o taladradora es una máquina o herramienta con la que se mecanizan la mayoría de los agujeros que se hacen a las piezas en los talleres mecánicos. Los taladros son conocidos por la sencillez en su manejo, ya que además de ser usados por especialistas en talleres, forman parte de las pequeñas reparaciones domésticas del día a día: agujerear la pared para colgar un cuadro, instalar los rieles de las cortinas y un largo etc de situaciones convencionales.
Los taladros tienen dos movimientos. Te los detallamos.
Es el movimiento que le imprime el motor eléctrico de la máquina a través de una transmisión por poleas y engranajes.
Es el movimiento que puede realizarse de forma manual sensitiva o de forma automática, si incorpora transmisión para hacerlo.
Aunque el taladro es una herramienta de uso frecuente, lo cierto es que este artilugio no siempre ha sido tal y como lo conocemos hoy y ha experimentado una evolución a lo largo de los años, mejorando y perfeccionando su labor. La historia del taladro está marcada por grandes descubrimientos y personalidades que han contribuído a llegar al desarrollo del taladro actual.
Si nos remontamos al Paleolítico los humanos ya taladraban con concha de moluscos. Existen conchas perforadas de entre 70.000 y 120.000 años de antigüedad en África y Oriente Próximo que son atribuidas al Homo Sapiens.
Muy probablemente el precursor del taladrado fue el “molinillo” de hacer fuego. Estaba integrado por una varilla cilíndrica de madera, cuyo sistema de giro se fue desarrollando progresivamente, primero accionando con las palmas de las manos, después mediante un cordel arrollado a la varilla del que se tiraba alternativamente de sus extremos, según figura en un grabado egipcio de 1440 años A.C.
Otro procedimiento muy antiguo para taladrar piedra, según un bajorrelieve egipcio de 2700 años A.C. que consistía en un robusto eje con una punta de pedernal para taladrar, dotado de un mango para facilitar el giro y la incorporación de dos macetas que permitían regularlo.
En estos era preciso utilizar una de las manos y crear un movimiento de rotación de la pieza en el torneado y de la herramienta en el taladrado. Debido a esta necesidad nació el llamado “arco de violín”, instrumento de accionamiento giratorio alternativo compuesto de un arco y una cuerda, utilizado desde hace miles de años hasta la actualidad de forma residual en algunos países.
Sobre el año 1250 nació el torno de pedal y pértiga flexible accionado con el pie, representando un gran avance sobre al accionado con arco de violín, ya que permitía tener las manos libres para el manejo de la herramienta de torneado.
A partir del siglo XV, se utiliza la energía hidráulica para taladrar gruesos troncos de madera destinados a diversos fines, entre otros a tuberías para conducir el agua.
Ya terminando el siglo XV, Leonardo da Vinci diseña un taladro horizontal para taladros profundos.
En 1838, Nasmyth construye un taladro de sobremesa totalmente metálico. El giro se transmitía a través de un volante accionado a mano o por transmisión. Por medio de un juego de engranajes cónicos se hace girar el husillo en el que se aloja una broca punta de lanza.
Joseph Whitworth, construyó en 1850 un taladro de columna accionado por transmisión a correa y giro del eje porta brocas a través de un juego de engranajes cónicos. Llevaba una mesa porta piezas regulable verticalmente, mediante el sistema de piñón de cremallera.
La necesidad de taladrar piezas pesadas y voluminosas dio lugar a la construcción de un taladro radial por “Sharp, Roberts & Co” en 1851
Tras años de evolución, descubrimientos y perfeccionamiento de técnicas de perforado hemos llegado de forma paulatina al taladro actual tal y como lo conocemos.
Para taladrar es necesario que el taladro sea bueno y que la broca sea apropiada al material a taladrar. En algunos casos será imprescindible la utilización de algún accesorio, como soportes verticales o topes de broca. No debemos olvidar tomar medidas de seguridad para su uso y evitar así cualquier tipo de accidente.
Actualmente y como resultado de la evolución histórica y de los continuos avances de la tecnología existe un amplio abanico de tipos de taladro. Veamos cuales son.
Es una broca dotada de un mango. Aunque es muy antigua se sigue utilizando hoy en día debido a su gran sencillez. Sirve únicamente para taladrar materiales muy blandos, principalmente maderas.
El berbiquí es la herramienta manual antecesora del taladro actualmente sólo se usa algunas carpinterías antiguas y para materiales blandos.
Es una evolución del berbiquí y cuenta con un engranaje que multiplica la velocidad de giro de la broca al dar vueltas a la manivela.
Es como el anterior, pero permite ejercer mucha mayor presión sobre la broca, ya que se puede aprovechar el propio peso apoyando el pecho sobre él.
Es la evolución de los taladros anteriores, que surgió al integrando un motor eléctrico para facilitar el taladrado. Es una herramienta imprescindible para cualquier bricolador. Su versatilidad le permite no solo taladrar, sino otras muchas funciones (atornillar, lijar, pulir, desoxidar, limpiar, etc) acoplando los accesorios necesarios.
Si eres un aficionado al bricolaje te aconsejamos un taladro eléctrico como este de Dewalt con las siguientes características:
La velocidad de giro se regula con el gatillo, siendo muy útil poder ajustarla al material que estemos taladrando y al diámetro de la broca para un rendimiento óptimo.
Puede girar a derecha e izquierda. De este modo podemos usarlo como destornillador para apretar y aflojar.
Además del giro, la broca tiene un movimiento de vaivén. Es imprescindible para taladrar con comodidad material de obra (ladrillos, baldosas, etc)
A partir de 500 W la potencia del taladro es suficiente para cualquier uso. Sin llegar a la gama profesional, es aconsejable comprar un taladro de buena calidad y sobre todo de una marca conocida y de referencia en el mercado como Dewalt.
Prescinde de la toma de corriente y funciona con una batería. La principal ventaja es su autonomía, al poder usarlo donde queramos sin necesidad de que exista un enchufe. En caso de que nuestra batería se agote, siempre tenemos la opción de usar un cargador para baterías. Este de Dewalt posee indicador led que informa sobre el estado de carga de la batería y además nos da la opción de montaje en la pared.
Es un taladro con una percusión (eléctrica, neumática o combinada) mucho más potente. Es imprescindible para perforar determinados materiales muy duros, como el hormigón, la piedra, etc, o espesores muy gruesos de material de obra.
Es un taladro estacionario con movimiento vertical y mesa para sujetar el objeto a taladrar. Permite taladrar fácilmente algunos materiales frágiles (vidrio, porcelana, etc) que necesitan una firme sujeción para que no rompan.
Este taladro en miniatura está indicado para aplicaciones minuciosas que requieren control, precisión y ligereza.
Es igual que el anterior, pero accionado a batería, con la autonomía que ello supone.
Como has podido comprobar la innovación tecnológica ha sido determinante en la historia del taladro hasta llegar a herramientas con alto rendimiento industrial como los taladros de Dewalt.
«Usted compra una máquina y lo que realmente obtiene es la satisfacción, la satisfacción total.» Raymond Dewalt
Los taladros Dewalt están diseñados para responder con eficacia a todas las necesidades de los usuarios y a los trabajos más exigentes. Son fabricados con materiales de alta calidad, la tecnología más puntera y con rigurosas pruebas de mantenimiento, para que puedan soportar las condiciones más extremas y las tareas más complicadas.